Usos terapéuticos
La lavanda se emplea en diversas prácticas terapéuticas:
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Aromaterapia: Se usa en aceites esenciales para reducir el estrés y mejorar el bienestar emocional.
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Masajes: Sus aceites esenciales alivian dolores musculares y tensiones.
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Baños relajantes: Se añaden flores de lavanda al agua caliente para un efecto calmante.
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Infusiones: Se consume en té para mejorar la digestión y reducir la ansiedad.
Formas de aprovechar la lavanda
La lavanda se puede integrar en distintos ámbitos:
Rituales
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Se usa en sahumerios y velas para purificar espacios y atraer calma.
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Se coloca debajo de la almohada para mejorar el sueño.
Cosmética
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Se incorpora en cremas y aceites para el cuidado de la piel.
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Se usa en champús y jabones por sus propiedades antisépticas.
Infusiones y gastronomía
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Se mezcla con otras hierbas para crear tés relajantes.
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Se usa en recetas modernas, como galletas de lavanda, que combinan su aroma floral con sabores dulces.
Receta: Latte de Lavanda
Una bebida suave y aromática perfecta para un momento de relajación.
Ingredientes
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3 cucharadas de flores de lavanda secas
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1 taza y media de leche (puede ser vegetal)
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½ taza de agua
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1 cucharadita de extracto de vainilla
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1 cucharadita de miel o azúcar (opcional)
Preparación
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Infusión de lavanda: Hierve el agua y agrega las flores de lavanda. Deja reposar durante 5 minutos.
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Calentar la leche: Mientras la lavanda se infusiona, calienta la leche sin que llegue a hervir.
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Colar la infusión: Filtra las flores de lavanda y mezcla el líquido con la leche caliente.
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Añadir sabor: Agrega el extracto de vainilla y endulzante al gusto.
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Espumar: Si quieres una textura más cremosa, puedes batir la leche con un espumador o agitarla en un frasco cerrado antes de servir.
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Servir y disfrutar: Vierte en una taza y disfruta de su aroma relajante.
Hoy en día, la lavanda ha llegado incluso a la repostería, con galletas de lavanda que combinan su delicado sabor con ingredientes como miel y limón.