Lo que no se ve también te alimenta:
Recipientes, toxicidad y el arte de elegir con conciencia
No fue una receta ni una lectura académica lo que me llevó a escribir esta nota. Fue una caminata con una amiga, una tarde cualquiera, y una taza de café amarilla que me hizo mirar la cocina con otros ojos.
Cristina me presentó la cerámica: ese arte noble que enamora por su textura, su peso y su forma de contar historias sin palabras. Nos anotamos juntas en un taller y, después de la primera clase, supimos que queríamos seguir explorando.
Así que fuimos a la localidad de Morón, a un comercio donde vendían insumos para alfareros. Mientras explorábamos la vidriera, un título llamó profundamente mi atención: “Tóxicos de la cerámica”. Lo compré sin pensarlo. Al llegar a casa, lo abrí y descubrí algo que me inquietó: algunos pigmentos usados en esmaltes —como el amarillo vibrante o el rojo intenso— pueden contener metales pesados como plomo o cadmio, que migran al alimento con el uso cotidiano.
Fui directo a mi alacena. Allí estaban mis piezas favoritas: tazas artesanales de café, un cuenco naranja para ensaladas que amaba por la intensidad de su color. Y entonces me pregunté: ¿Qué más hay en mi cocina que, sin saberlo, podría estar saboteando lo que con tanto amor preparo cada día?
Hoy, trabajando en una dietética —donde tantas personas comienzan a cuidarse desde el alimento— siento que compartir esta historia es un acto de respeto y responsabilidad. Como lo hizo Don Julio, de la Casa del Artesano en Morón, que con generosidad sembró esta conciencia que hoy intento transmitir
Recipientes que pueden liberar toxinas
-
Plásticos: especialmente si contienen BPA o ftalatos. Al calentarse, liberan químicos que alteran el sistema endocrino.
-
Aluminio: económico pero asociado a trastornos neurológicos y degenerativos.
-
Teflón y antiadherentes desgastados: pueden liberar PFOA y otros compuestos cancerígenos.
-
Cerámica esmaltada con pigmentos tóxicos: como plomo, cadmio o mercurio, especialmente en colores intensos
Color Posible metal tóxico asociado Riesgo principal Amarillo intenso Plomo, cadmio, vanadio Neurotoxicidad, migración al alimento Rojo brillante Cadmio, selenio Carcinogenicidad, toxicidad renal Naranja fuerte Cadmio, dicromato de potasio Irritación pulmonar, toxicidad crónica Verde intenso Óxido de cromo, níquel Irritación, alergias, toxicidad hepática Azul profundo Óxido de cobalto Toxicidad pulmonar, acumulación sistémica Negro opaco Manganeso, níquel Neurotoxicidad, riesgo respiratorio Dorado metálico Cloruro de oro Riesgo por acumulación en tejidos
Cerámicas conscientes: belleza que no intoxica
La cerámica puede ser profundamente sanadora si está bien elegida.
¿Cuáles son seguras?
-
Cerámica sin esmalte, cocida a alta temperatura.
-
Cerámica esmaltada libre de plomo y cadmio
-
Porcelana de alta temperatura, menos porosa y más estable.
-
Esmaltes con ##óxidos naturales##: hierro, titanio, sílice.
-
¿Qué colores suelen ser más seguros?
-
Blancos, cremas y tonos tierra elaborados con óxidos de hierro, titanio, sílice o alúmina.
-
Esmaltes transparentes o vitrificados con certificación libre de plomo y cadmio.
-
Colores suaves obtenidos con pigmentos naturales o engobes sin esmalte en zonas de contacto.
-
El caso del cobre: ¿veneno o medicina?
El cobre encierra una paradoja. En Ayurveda, se lo honra como metal sanador: se usa para almacenar agua, para rituales, y para equilibrar el cuerpo y la mente. Tiene propiedades antimicrobianas, digestivas, y antioxidantes. Pero cuando se utiliza para cocinar sin recubrimiento, sobre todo con alimentos calientes o ácidos, puede liberar iones en exceso. Por eso, los utensilios de cocina de cobre deben estar recubiertos internamente con estaño o acero inoxidable: así mantienen su maravillosa capacidad de conducción térmica, sin representar un riesgo para tu salud.
Cocinar no es solo técnica: es ritual, es alquimia. Cada olla, cada plato, cada cuenco puede ser medicina… o toxicidad invisible. Porque lo que no se ve también te alimenta.
Desarrollo técnico de materiales: el caso del aluminio
Aluminio en la cocina: efectos sobre la salud
Forma de exposición | Ejemplo cotidiano | Riesgo potencial |
---|---|---|
Cocción en papel aluminio | Papas al horno, papillote | Migración de aluminio al alimento, especialmente con ingredientes ácidos |
Ollas y sartenes de aluminio sin recubrimiento | Cocina diaria | Acumulación en tejidos, posible relación con Alzheimer y enfermedades renales |
Alimentos procesados con aditivos de aluminio | Colorantes | Disminución de absorción de minerales, alteración de microbiota intestinal |
Antiácidos y cosméticos | Desodorantes | Acumulación sistémica, riesgo en personas con insuficiencia renal |
Estudios recientes estiman que una persona promedio ingiere entre 3 y 5 mg de aluminio por día, y que su acumulación puede afectar el sistema nervioso, óseo y renal
Desarrollo de los libros citados
En tu nota mencionás el libro Tóxicos de la cerámica, que fue el disparador de tu reflexión. Este texto fue escrito por Jorge Fernández Chiti, ceramista, investigador y fundador del Instituto Condorhuasi. Es considerado uno de los referentes más importantes en ceramología en Argentina.
Tóxicos Cerámicos – Jorge Fernández Chiti
Editorial: Condorhuasi
Año: 2000
Enfoque: Manual de toxicología cerámica. Expone los riesgos de trabajar con compuestos como plomo, cadmio, bario, vanadio, mercurio, entre otros. También alerta sobre técnicas peligrosas como el sopleteo de esmaltes, el uso de hornos con fibras cerámicas cancerígenas y pigmentos venenosos
Este libro no solo informa, sino que denuncia prácticas comunes en talleres y escuelas que pueden afectar la salud de ceramistas y usuarios. Es una lectura imprescindible para quienes trabajan con cerámica alimentaria o ritual.
Manual de esmaltes cerámicos – Jorge Fernández Chiti
Tomo 1 al 3
Contenido: Clasificación de esmaltes, defectos, ajustes, fórmulas para altas temperaturas, esmaltes cristalinos, atmósfera reductora, etc.
Utilidad: Ideal para ceramistas que quieren formular sus propios esmaltes sin recurrir a compuestos tóxicos
Tabla técnica de pigmentos cerámicos y sus características
Pigmento / Óxido Color resultante Riesgo tóxico Usos comunes Estabilidad térmica Notas técnicas Óxido de plomo (PbO) Amarillo, blanco Alto Esmaltes opacos Alta, pero migra Neurotóxico, prohibido en vajilla alimentaria Óxido de cadmio (CdO) Rojo, naranja Alto Esmaltes brillantes Alta (con selenio) Carcinógeno, requiere encapsulación segura Óxido de cobalto (CoO) Azul profundo Moderado Esmaltes, engobes Muy alta Estable, pero puede acumularse en tejidos Óxido de cobre (CuO/Cu₂O) Verde, turquesa Moderado Engobes, esmaltes Media Color variable según atmósfera de cocción Óxido de hierro (Fe₂O₃) Rojo, marrón Bajo Engobes, esmaltes Alta Seguro, muy usado en cerámica tradicional Óxido de manganeso (MnO₂) Marrón, negro Moderado Esmaltes, decoraciones Alta Puede causar toxicidad respiratoria Óxido de titanio (TiO₂) Blanco opaco Bajo Esmaltes, base neutra Alta Seguro, excelente cobertura Óxido de cromo (Cr₂O₃) Verde intenso Moderado Esmaltes, pigmentos Alta Puede causar irritación dérmica Óxido de níquel (NiO) Gris, verde oscuro Moderado Esmaltes, efectos metálicos Alta Potencial alergénico Óxido de zinc (ZnO) Blanco, transparente Bajo Esmaltes, fundente Alta Seguro, mejora brillo y textura Óxido de aluminio (Al₂O₃) No colorea Bajo Base de esmaltes Muy alta Estabilizador, no pigmenta
Cuando empecé a escribir esta nota, no sabía que iba a terminar revisando cada cuenco de mi cocina con lupa. Pero hoy sé que observar lo que usamos para cocinar es también una forma de cuidar lo que somos. Porque los objetos no son solo herramientas: son extensiones de nuestras elecciones, de nuestras creencias, de nuestros afectos.
Elegir cerámica consciente no es solo evitar el plomo o el cadmio. Es elegir lo que acompaña nuestros rituales, lo que sostiene el alimento, lo que guarda el café compartido. Y en esa elección, hacemos del cuidado un arte cotidiano.
Gracias por leer